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Mostrando entradas de 2011

No se sienta nunca menos que la poesía.

ébano

De pie. Las puntas de los dedos mirando hacia el suelo, desprevenidas, libres de la presión forzosa del resto del organismo de Frida, del resto de Frida, de sus brazos, su torso delgado, sus ojos y su pelo. El pelo bien tomado arriba de su cabeza, asfixiado por la fuerza del tomate, inmaculado producto de la extrema rigidez que llegaba hasta sus rasgos oníricos y que teñía de seriedad una belleza que solía ser irreverente. En ese minuto se veía hermosa, titánica - en palabras del propio Luciano - o como diría Nestor, perfecta. Y Dalia, Dalia nada, de Dalia obtendría un silencio, qué más podía pedirle. A su madre, en cambio, si estuviera viva le exigiría que le cantase una canción, o una oda. Si volviera y la viniera a ver bailar, cuando dejase de admirar fijamente el podio donde estaría instalada con sus premios, todos sus premios, le rogaría que le recitase alguna oda distinta a la oda a la ce...

Acápites y Tugurios (Cartas para Amalia)/ Completo

I 23 Octubre 2001 “Como te comentaba en lo otro que te escribí, apenas si he podido avanzar con la novela. Acá todo sigue igual (aunque nunca esperamos que cambiara, ¿no es así?). Mientras te escribo, puedo sentir como los niños siguen en la plaza viendo pasar los autos, como siempre, llenándose de polvo. Aún disfrutan recibiendo las sonrisas de los vecinos, y pasan susto cuando las camionetas de Seguridad hacen su ronda. Creo sentir a Pequín dando la vuelta y asomándose por la esquina. Eso significa, por supuesto, que en uno o dos minutos comienzan los gritos; todavía gritan por los globos, los algodones de azúcar, y el carro. He logrado algunas cosas en ellos, no todo ha sido inútil, desde hace poco creen menos en Don Francisco, incluso les he pasado discos de esos que escuchábamos. Te gustaría verlo. Para mí la cosa es más complicada, eso tampoco ha cambiado. A estas alturas, dudo mucho que me pueda deshacer de los fantasmas. Entre otras cosas, la pirotecnia, los est...